TECNOLOGIAS DE LOS 2000'S
El problema informático del año 2000, percibido inicialmente como un asunto técnico, ha ido convirtiéndose gradualmente en un problema económico para las empresas y administraciones públicas, ha saltado ya a la opinión general (ver cuadro con algunos recortes de prensa) y en breve podría deslizarse a una fase de alarma social. Puesto que estamos en época de globalización, debemos dejar constancia de que, sin temor a exagerar, este problema del 2000 se nos ofrece como la primera (potencial) avería masiva del Sistema Global. O la primera (potencial) avería global del Sistema, si se prefiere.
Avanzamos hacia la fecha crítica, 1 de enero del 2000, sábado. Ningún experto podría describirnos lo que ocurrirá a partir de ese momento, de forma que en principio los sucesos catastróficos que algunos vaticinan son sólo especulación irresponsable. Aunque no en la misma proporción, también podría calificarse de irresponsable, por parte de quien corresponda en cada caso, el mantenerse al margen o ignorante de las complejas características de este problema, el no tomar las medidas oportunas o el transmitir a la opinión pública más emociones que información objetiva.
A pesar de lo mucho que se ha dicho y escrito sobre este problema –incontables artículos, informes, reportajes, páginas de Internet, anuncios, algunos libros, películas en rodaje- todavía es posible aportar algo nuevo. La intención de este artículo es analizarlo desde un enfoque integral para hacer pedagogía, revelar matices inéditos y sugerir algunas lecciones útiles.
El problema
Humorísticamente, alguien ha explicado que el problema del año 2000 es como una cebolla: tiene muchas capas y según vas pelándolo te hace llorar más y más. Un enfoque integral del problema requiere que describamos su anatomía como si estuviera formada por un cierto número de capas, que convencionalmente imaginaremos agrupadas en tres vertientes o dimensiones: a) Dimensión técnica; b) dimensión tecnosocial; y c) dimensión simbólica, abriéndonos así paso desde el concepto elemental de los dos dígitos decimales hasta su impacto en la red social de actividades y en la mente emocional de los ciudadanos.
Dimensión técnica
La primera capa muestra el problema en su esencia, que ha sido básicamente descrita en todas las publicaciones. Resulta que en la mayoría de los ordenadores, hasta hace muy poco tiempo, se representaban las fechas por el formato convencional "dd/mm/aa", de seis dígitos decimales (d: día; m: mes; a: año). Por ejemplo, se escribe 17/03/99 –en formato americano habitual 03/17/99 -, en lugar de 17/03/1999, que sería su representación completa (válida hasta el año 9999, por lo que tampoco ésta, como la anterior, sirve para cálculos de tiempos geológicos y astronómicos).
Posiblemente, el ahorrillo más caro de la historia
Las consecuencias de esta simplificación se manifestarán a partir del 01/01/00, fecha en la que los ordenadores no sabrán discernir si están en el 2000, en el 1900 o en el 2100. Por omisión, tomarán el 1900 y, si no se corrige a tiempo tamaña inconsistencia, los programas informáticos incurrirán en cálculos de resultados imprevistos e imprevisibles.
Recortes de prensa
Como preparación para los efectos del problema del año 2000, los más mesurados hablan de su "preparación" como un seguro para el día de mañana: guardarán ciertas provisiones, retirarán una parte o incluso la totalidad de su dinero del circuito bancario y empiezan desde ahora a comprar oro y monedas antiguas. Otros venden sus casas previendo un desplome del mercado o se equipan para ser capaces de abastecerse de energía solar. (El País, Ciberpaís, Carta desde el Pacífico, 30/12/1998).
El 31 de diciembre de 1999 habrá una gran traca mundial. Donde primero lo celebrarán será en Nueva Zelanda, y para mayor precisión, en la isla de Tonga. Decenas de cruceros echarán el ancla en el Pacífico Sur y zarparán después rumbo al este, para celebrar un nuevo milenio en cada franja horaria. Belén y Roma serán dos destinos seguros. (El Mundo, 2/1/1999).
Un estudio internacional sobre el problema informático (Millennium Index, de Cap Gemini, la mayor consultora europea sobre temas informáticos) sitúa a España entre los países peor preparados para afrontar el cambio de milenio. Sólo un 35% de las empresas ha tomado medidas. (El Mundo, 3/1/1999).
La mayoría de las compañías de seguros españolas, siguiendo las recomendaciones de la patronal del sector, están incluyendo cláusulas, principalmente en las pólizas suscritas con empresas, que les liberan de cubrir los daños causados por el efecto 2000. El motivo que esgrimen es que si ocurre un siniestro o un accidente es porque "el asegurado no ha tomado suficientes medidas para impedirlo", por lo que el que se tiene que hacer cargo de las consecuencias es él y no el seguro. (El País, 15/2/1999).
Un número creciente de estadounidenses cree que el apocalipsis llegará el próximo año, de la mano de los ordenadores. El llamado "efecto 2000" desencadenará una serie de reacciones en la infraestructura tecnológica del planeta que acabará por devolver a la humanidad a la Edad de la Piedra. La mitad de la población de EEUU planea retirar dinero del banco unos días antes de año nuevo y un tercio quiere hacer acopio de alimentos. Algunos, muy ruidosos, les llevan ya cierta ventaja, como Paul Milne, ex agente en el mercado de materias primas, que ha llevado a su familia a una granja de Virginia donde lo tiene todo ya preparado para autoabastecerse (con comida suficiente para alimentar a 15 personas durante dos años) y encarar los peligros que presagia la hecatombe. (El País, 21/2/1999).
El sumo sacerdote del apocalipsis del año 2000 es el doctor Gay North, cuyo sitio en Internet es el Vaticano o la Meca de la iglesia de la "preparación para el año 2000". A su página acuden cientos de miles de personas cada día. "Jamás en la historia de la humanidad –predica North- hemos sido capaces de predecir con tanta precisión una catástrofe mundial de esta magnitud. El reloj del milenio sigue avanzando. No podemos hacer nada". (El País, 21/2/1999).
Los estadounidenses deben prepararse para el problema del año 2000 en los ordenadores "como lo harían de cara a un huracán, almacenando alimentos enlatados y agua embotellada", según el informe de la Comisión del Senado que ha estudiado el problema. (...) Según el informe, la principal amenaza para EEUU procede de la falta de preparación de muchos de sus socios y aliados (cita a varios, entre ellos España). El informe precisa que el arsenal nuclear de EEUU está listo para el año 2000, pero no los de Rusia, Pakistán, India o China. (El País, 2/3/1999).
Duisenberg, presidente del Banco Central Europeo, ha propuesto declarar festivo el próximo día 31 de diciembre y cerrar todos los sistemas del sector financiero, para minimizar el riesgo de que se produzcan
contratiempos por el temido efecto 2000. (El Mundo, 16/3/1999).
Parece que, al fin, el 1 de enero del año 2000 se podrá aterrizar en cualquier aeropuerto español sin peligro de que la red informática que controla los vuelos se desplome. (Palabras del ministro de Administraciones Públicas, recogidas por El Mundo, 23/3/1999).
La Reserva Federal de EEUU aumentará en 50.000 millones de dólares la masa monetaria circulante para hacer frente a las acumulaciones de efectivo por parte de la población a fines del 1999. (Prensa, mediados de marzo de 1999).
El efecto 2000, como digo, es muy célebre ya, pero no conozco a nadie que me lo sepa explicar con exactitud. Los periódicos informan, sacan notas sobre el desastre, pero el detalle del asunto no lo sabe nadie. La gente ha oído campanas, se teme lo peor, hace cábalas, pero carece de una idea exacta sobre qué es lo que va a pasar. Está cundiendo cierto pánico, proliferan las fantasías y los ensueños, en materia de dinero sobre todo, pero estamos como estábamos, a dos velas. (Columna de M. Hidalgo, El Mundo, 30/3/1999).
Los ministros de Economía y finanzas de la UE, reunidos ayer en Dresde, han tomado la decisión de cerrar los mercados financieros y de compensación bancaria, al menos para las transacciones en euros, a las doce de la noche del próximo 31 de diciembre para evitar el efecto 2000 en los equipos informáticos. (El País, 18/4/1999).
Durante los años 50 y 60 la industria informática adoptó este formato de representación de fechas, que, dicho de una manera aproximada, supone un ahorro de dos bytes por cada dato-fecha que procese un programa cualquiera ejecutado en esas máquinas, lo que cuando se trate, no de unos pocos datos, sino de grandes ficheros o bases de datos, puede suponer un ahorro de decenas de millares o de millones de bytes de memoria. (Una cifra decimal se representa por un byte, salvo que sea en lo que llaman formato empaquetado; 1 byte equivale a 8 bits; el bit es la unidad mínima de información digital, es decir, la unidad mínima de memoria en un ordenador). Hoy día, la memoria digital es muy barata, su precio ha venido cayendo bastante regularmente a razón de un millón de veces cada 20 años, de forma que si no valoramos este factor con un mínimo de perspectiva histórica podrían parecernos absurdas las decisiones de diseño que antaño se tomaron.
Para no caer en la fácil tentación de tachar de ingenuos o de inútiles a los ingenieros e informáticos vamos a explorar una segunda capa, titulada "construir con recursos escasos" y que describe un principio general de economía, aplicable a cualquier obra humana, incluidos en principio los ordenadores y el software.
Por diseño, todo depósito o espacio, natural o artificial, tiene una capacidad limitada, que acaba siendo insuficiente si aumenta imparablamente la diferencia entre insumos y consumos, en cuyo momento se desborda, se satura, se bloquea, se agota o se pone a cero, según los casos. Da lo mismo que sea un recipiente, un aeropuerto, un canal de telecomunicación, una vía de tráfico, una cinta de vídeo, la red metropolitana, el espacio de frecuencias de radio, el cuentakilómetros de un coche, un hospital o el camarote de los Marx. Nada se diseña y construye para siempre y para toda circunstancia, los ingenieros adoptan sus decisiones sobre una base posibilista de criterios técnicos, económicos y sociales, sabiendo de antemano que el tiempo puede terminar por desbordar la funcionalidad de su obra, que deberá entonces ser sustituida, ampliada o rehecha.
Los depósitos destinados a contener y manejar números, y en general la que pudiéramos llamar tecnología de los números, suministra ejemplos prácticos muy interesantes del susodicho principio de economía, de los que el problema del año 2000 es un caso particular. (Ver cuadro con "Historias de números). Cualquiera de ellos tiene un impacto sobre nuestras vidas, ya que nuestra civilización y nuestra organización social están inextricablemente unidas a los números.
La adaptación de los sistemas informáticos al euro es otro problema de números, aunque éste viene ocasionado por una decisión política que promete beneficios y nada tiene que ver con un efecto de agotamiento de un determinado sistema económico, sino, bien al contrario, con el inicio de uno nuevo y diferente. Y otro problema más técnico y específico de algunos sistemas informáticos, numérico también pero sin nexo con efecto alguno de saturación, es la posibilidad de confundir el código 9999, empleado a veces para identificar el fin de ciertas secuencias de datos informáticos, con la fecha 9 de septiembre de 1999.
Avanzamos hacia la fecha crítica, 1 de enero del 2000, sábado. Ningún experto podría describirnos lo que ocurrirá a partir de ese momento, de forma que en principio los sucesos catastróficos que algunos vaticinan son sólo especulación irresponsable. Aunque no en la misma proporción, también podría calificarse de irresponsable, por parte de quien corresponda en cada caso, el mantenerse al margen o ignorante de las complejas características de este problema, el no tomar las medidas oportunas o el transmitir a la opinión pública más emociones que información objetiva.
A pesar de lo mucho que se ha dicho y escrito sobre este problema –incontables artículos, informes, reportajes, páginas de Internet, anuncios, algunos libros, películas en rodaje- todavía es posible aportar algo nuevo. La intención de este artículo es analizarlo desde un enfoque integral para hacer pedagogía, revelar matices inéditos y sugerir algunas lecciones útiles.
El problema
Humorísticamente, alguien ha explicado que el problema del año 2000 es como una cebolla: tiene muchas capas y según vas pelándolo te hace llorar más y más. Un enfoque integral del problema requiere que describamos su anatomía como si estuviera formada por un cierto número de capas, que convencionalmente imaginaremos agrupadas en tres vertientes o dimensiones: a) Dimensión técnica; b) dimensión tecnosocial; y c) dimensión simbólica, abriéndonos así paso desde el concepto elemental de los dos dígitos decimales hasta su impacto en la red social de actividades y en la mente emocional de los ciudadanos.
Dimensión técnica
La primera capa muestra el problema en su esencia, que ha sido básicamente descrita en todas las publicaciones. Resulta que en la mayoría de los ordenadores, hasta hace muy poco tiempo, se representaban las fechas por el formato convencional "dd/mm/aa", de seis dígitos decimales (d: día; m: mes; a: año). Por ejemplo, se escribe 17/03/99 –en formato americano habitual 03/17/99 -, en lugar de 17/03/1999, que sería su representación completa (válida hasta el año 9999, por lo que tampoco ésta, como la anterior, sirve para cálculos de tiempos geológicos y astronómicos).
Posiblemente, el ahorrillo más caro de la historia
Las consecuencias de esta simplificación se manifestarán a partir del 01/01/00, fecha en la que los ordenadores no sabrán discernir si están en el 2000, en el 1900 o en el 2100. Por omisión, tomarán el 1900 y, si no se corrige a tiempo tamaña inconsistencia, los programas informáticos incurrirán en cálculos de resultados imprevistos e imprevisibles.
Recortes de prensa
Como preparación para los efectos del problema del año 2000, los más mesurados hablan de su "preparación" como un seguro para el día de mañana: guardarán ciertas provisiones, retirarán una parte o incluso la totalidad de su dinero del circuito bancario y empiezan desde ahora a comprar oro y monedas antiguas. Otros venden sus casas previendo un desplome del mercado o se equipan para ser capaces de abastecerse de energía solar. (El País, Ciberpaís, Carta desde el Pacífico, 30/12/1998).
El 31 de diciembre de 1999 habrá una gran traca mundial. Donde primero lo celebrarán será en Nueva Zelanda, y para mayor precisión, en la isla de Tonga. Decenas de cruceros echarán el ancla en el Pacífico Sur y zarparán después rumbo al este, para celebrar un nuevo milenio en cada franja horaria. Belén y Roma serán dos destinos seguros. (El Mundo, 2/1/1999).
Un estudio internacional sobre el problema informático (Millennium Index, de Cap Gemini, la mayor consultora europea sobre temas informáticos) sitúa a España entre los países peor preparados para afrontar el cambio de milenio. Sólo un 35% de las empresas ha tomado medidas. (El Mundo, 3/1/1999).
La mayoría de las compañías de seguros españolas, siguiendo las recomendaciones de la patronal del sector, están incluyendo cláusulas, principalmente en las pólizas suscritas con empresas, que les liberan de cubrir los daños causados por el efecto 2000. El motivo que esgrimen es que si ocurre un siniestro o un accidente es porque "el asegurado no ha tomado suficientes medidas para impedirlo", por lo que el que se tiene que hacer cargo de las consecuencias es él y no el seguro. (El País, 15/2/1999).
Un número creciente de estadounidenses cree que el apocalipsis llegará el próximo año, de la mano de los ordenadores. El llamado "efecto 2000" desencadenará una serie de reacciones en la infraestructura tecnológica del planeta que acabará por devolver a la humanidad a la Edad de la Piedra. La mitad de la población de EEUU planea retirar dinero del banco unos días antes de año nuevo y un tercio quiere hacer acopio de alimentos. Algunos, muy ruidosos, les llevan ya cierta ventaja, como Paul Milne, ex agente en el mercado de materias primas, que ha llevado a su familia a una granja de Virginia donde lo tiene todo ya preparado para autoabastecerse (con comida suficiente para alimentar a 15 personas durante dos años) y encarar los peligros que presagia la hecatombe. (El País, 21/2/1999).
El sumo sacerdote del apocalipsis del año 2000 es el doctor Gay North, cuyo sitio en Internet es el Vaticano o la Meca de la iglesia de la "preparación para el año 2000". A su página acuden cientos de miles de personas cada día. "Jamás en la historia de la humanidad –predica North- hemos sido capaces de predecir con tanta precisión una catástrofe mundial de esta magnitud. El reloj del milenio sigue avanzando. No podemos hacer nada". (El País, 21/2/1999).
Los estadounidenses deben prepararse para el problema del año 2000 en los ordenadores "como lo harían de cara a un huracán, almacenando alimentos enlatados y agua embotellada", según el informe de la Comisión del Senado que ha estudiado el problema. (...) Según el informe, la principal amenaza para EEUU procede de la falta de preparación de muchos de sus socios y aliados (cita a varios, entre ellos España). El informe precisa que el arsenal nuclear de EEUU está listo para el año 2000, pero no los de Rusia, Pakistán, India o China. (El País, 2/3/1999).
Duisenberg, presidente del Banco Central Europeo, ha propuesto declarar festivo el próximo día 31 de diciembre y cerrar todos los sistemas del sector financiero, para minimizar el riesgo de que se produzcan
contratiempos por el temido efecto 2000. (El Mundo, 16/3/1999).
Parece que, al fin, el 1 de enero del año 2000 se podrá aterrizar en cualquier aeropuerto español sin peligro de que la red informática que controla los vuelos se desplome. (Palabras del ministro de Administraciones Públicas, recogidas por El Mundo, 23/3/1999).
La Reserva Federal de EEUU aumentará en 50.000 millones de dólares la masa monetaria circulante para hacer frente a las acumulaciones de efectivo por parte de la población a fines del 1999. (Prensa, mediados de marzo de 1999).
El efecto 2000, como digo, es muy célebre ya, pero no conozco a nadie que me lo sepa explicar con exactitud. Los periódicos informan, sacan notas sobre el desastre, pero el detalle del asunto no lo sabe nadie. La gente ha oído campanas, se teme lo peor, hace cábalas, pero carece de una idea exacta sobre qué es lo que va a pasar. Está cundiendo cierto pánico, proliferan las fantasías y los ensueños, en materia de dinero sobre todo, pero estamos como estábamos, a dos velas. (Columna de M. Hidalgo, El Mundo, 30/3/1999).
Los ministros de Economía y finanzas de la UE, reunidos ayer en Dresde, han tomado la decisión de cerrar los mercados financieros y de compensación bancaria, al menos para las transacciones en euros, a las doce de la noche del próximo 31 de diciembre para evitar el efecto 2000 en los equipos informáticos. (El País, 18/4/1999).
Durante los años 50 y 60 la industria informática adoptó este formato de representación de fechas, que, dicho de una manera aproximada, supone un ahorro de dos bytes por cada dato-fecha que procese un programa cualquiera ejecutado en esas máquinas, lo que cuando se trate, no de unos pocos datos, sino de grandes ficheros o bases de datos, puede suponer un ahorro de decenas de millares o de millones de bytes de memoria. (Una cifra decimal se representa por un byte, salvo que sea en lo que llaman formato empaquetado; 1 byte equivale a 8 bits; el bit es la unidad mínima de información digital, es decir, la unidad mínima de memoria en un ordenador). Hoy día, la memoria digital es muy barata, su precio ha venido cayendo bastante regularmente a razón de un millón de veces cada 20 años, de forma que si no valoramos este factor con un mínimo de perspectiva histórica podrían parecernos absurdas las decisiones de diseño que antaño se tomaron.
Para no caer en la fácil tentación de tachar de ingenuos o de inútiles a los ingenieros e informáticos vamos a explorar una segunda capa, titulada "construir con recursos escasos" y que describe un principio general de economía, aplicable a cualquier obra humana, incluidos en principio los ordenadores y el software.
Por diseño, todo depósito o espacio, natural o artificial, tiene una capacidad limitada, que acaba siendo insuficiente si aumenta imparablamente la diferencia entre insumos y consumos, en cuyo momento se desborda, se satura, se bloquea, se agota o se pone a cero, según los casos. Da lo mismo que sea un recipiente, un aeropuerto, un canal de telecomunicación, una vía de tráfico, una cinta de vídeo, la red metropolitana, el espacio de frecuencias de radio, el cuentakilómetros de un coche, un hospital o el camarote de los Marx. Nada se diseña y construye para siempre y para toda circunstancia, los ingenieros adoptan sus decisiones sobre una base posibilista de criterios técnicos, económicos y sociales, sabiendo de antemano que el tiempo puede terminar por desbordar la funcionalidad de su obra, que deberá entonces ser sustituida, ampliada o rehecha.
Los depósitos destinados a contener y manejar números, y en general la que pudiéramos llamar tecnología de los números, suministra ejemplos prácticos muy interesantes del susodicho principio de economía, de los que el problema del año 2000 es un caso particular. (Ver cuadro con "Historias de números). Cualquiera de ellos tiene un impacto sobre nuestras vidas, ya que nuestra civilización y nuestra organización social están inextricablemente unidas a los números.
La adaptación de los sistemas informáticos al euro es otro problema de números, aunque éste viene ocasionado por una decisión política que promete beneficios y nada tiene que ver con un efecto de agotamiento de un determinado sistema económico, sino, bien al contrario, con el inicio de uno nuevo y diferente. Y otro problema más técnico y específico de algunos sistemas informáticos, numérico también pero sin nexo con efecto alguno de saturación, es la posibilidad de confundir el código 9999, empleado a veces para identificar el fin de ciertas secuencias de datos informáticos, con la fecha 9 de septiembre de 1999.